La analogía es una herramienta intelectual ampliamente utilizada en los procesos de enseñanza-aprendizaje en todos los niveles educativos. Su potencia estriba en la capacidad que tiene para poner en relación conocimientos adquiridos anteriormente (lo que llamaremos en adelante el análogo) de los nuevos conocimientos que se quieren integrar (que llamaremos en adelante el tópico)
Muchos alumnos fracasan en el proceso de extrapolación porque el análogo no les es familiar, no lo conocen. Es conveniente, por tanto, que las analogías presenten orientación analógica. Por este motivo los autores de libros de texto y profesores deben explicar y describir el análogo. Incluso, cuando el análogo es familiar pero complejo es conveniente añadir una explicación o descripción adicional. De esta forma ayudaríamos, sobre todo, a los alumnos de cursos más bajos que tienen un conocimiento menor sobre el tópico y a los alumnos con más dificultades en el aprendizaje.
También fracasan porque no son advertidos de la técnica de aprendizaje que se está utilizando. Esta advertencia puede evitar que los alumnos no reconozcan un pasaje del texto o una explicación analógica del profesor y, por tanto, que no establezcan correspondencias indeseables entre el análogo y el tópico.
El análogo puede presentarse:
1. antes de la explicación del tópico, como un organizador avanzado.
2. durante la explicación del tópico, como un activador embebido.
3. después de la instrucción del tópico, como un pos sintetizador.
Debemos procurar que el análogo no sólo sea familiar al alumno, sino que sea más accesible que el tópico. Su estructura debe ser comprendida por lo alumnos para evitar posibles errores conceptuales, por lo que debemos incluir una explicación de él.
Una analogía es solamente una herramienta de ayuda en el aprendizaje si el alumno comprende el análogo a fondo y si identifica las correspondencias entre el análogo y el tópico.
Muchos alumnos fracasan en el proceso de extrapolación porque el análogo no les es familiar, no lo conocen. Es conveniente, por tanto, que las analogías presenten orientación analógica. Por este motivo los autores de libros de texto y profesores deben explicar y describir el análogo. Incluso, cuando el análogo es familiar pero complejo es conveniente añadir una explicación o descripción adicional. De esta forma ayudaríamos, sobre todo, a los alumnos de cursos más bajos que tienen un conocimiento menor sobre el tópico y a los alumnos con más dificultades en el aprendizaje.
También fracasan porque no son advertidos de la técnica de aprendizaje que se está utilizando. Esta advertencia puede evitar que los alumnos no reconozcan un pasaje del texto o una explicación analógica del profesor y, por tanto, que no establezcan correspondencias indeseables entre el análogo y el tópico.
El análogo puede presentarse:
1. antes de la explicación del tópico, como un organizador avanzado.
2. durante la explicación del tópico, como un activador embebido.
3. después de la instrucción del tópico, como un pos sintetizador.
Debemos procurar que el análogo no sólo sea familiar al alumno, sino que sea más accesible que el tópico. Su estructura debe ser comprendida por lo alumnos para evitar posibles errores conceptuales, por lo que debemos incluir una explicación de él.
Una analogía es solamente una herramienta de ayuda en el aprendizaje si el alumno comprende el análogo a fondo y si identifica las correspondencias entre el análogo y el tópico.
Prof.: Eugenio Ravelo
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